Las empresas que tienen buenas calificaciones por sus capacidades de escucha tienen una mejor moral, una mayor lealtad por parte de sus clientes y retención de personal además de niveles más altos de productividad entre sus empleados y una mejor reputación. En cambio, las empresas con malas calificaciones por sus capacidades de escucha son más criticadas y tienen que lidiar con más crisis. Escuchar adecuadamente puede afectar tanto tu éxito personal como el de tu empresa.

Defino la acción de escuchar como darle un sentido al sonido. Se trata de un proceso mental que se distingue de oír: En primer lugar, seleccionas algo de lo que oyes para después interpretarlo y que tenga un significado. Tu capacidad de escucha es algo tan único como tu huella digital, tu huella vocal o el iris de tus ojos debido a que todos escuchamos mediante un grupo de filtros que acumulamos a lo largo de nuestras vidas. Tus filtros son diferentes a los de cualquier otra persona: Naces dentro de una cultura, hablas un cierto idioma que afecta la forma en la que escuchas y, en el camino, acumulas valores, actitudes y creencias que tomas de tus padres, amigos, modelos a seguir y maestros, entre otros, y adoptas lo que te gusta y descartas todo lo demás. Esas creencias incluyen suposiciones acerca de cómo te perciben los demás, lo que piensan y cómo funciona el mundo en general. Por último, podrías tener expectativas o intenciones con respecto a una conversación en específico además de que las emociones también podrían entrar en juego.

Por lo tanto, la capacidad de escucha de cada persona es única y cambia a lo largo del tiempo. Si te reúnes con alguien que acaba de recibir una muy mala noticia, su forma de escucharte será sumamente diferente en comparación con la de una persona que acaba de recibir una noticia estupenda y está de muy buen humor. Tus filtros moldean la experiencia única que tienes del mundo y eso significa que, de hecho, tu capacidad de escucha crea tu realidad. Por lo tanto, cuando practicas una escucha consciente es posible mejorar tu experiencia de vida.

A continuación, comparto un par de ejercicios que pueden mejorar tu capacidad de escucha.

RASA

Este es un excelente acrónimo en inglés que te permite recordar lo que debes hacer cuando estás sosteniendo una conversación.

• Recibe: Préstale toda tu atención a la persona que está hablando, míralo a los ojos e ignora todo lo demás.
• Valora: Demuéstrale a la persona que le estás prestando atención mediante sonidos o gestos.
• Resume: “Entonces, lo que dijimos es... Y ahora podemos continuar con el siguiente tema”. O “Entonces, si entendí bien, me estás diciendo esto, ¿es correcto?”. Es muy importante que en las conversaciones de ventas resumas todos los puntos de una extensa conversación para que puedas proceder con confianza.
• Haz preguntas: Las preguntas abiertas son una excelente forma de crear una conexión.

Saborear

Degusta los sonidos de tu entorno como si se tratara de alimentos. Podrías descubrir un coro escondido porque incluso los sonidos mundanos pueden ser bastante interesantes. Muchos de los sonidos tienen vida y movimiento incluso algo tan común como una tetera o una secadora de ropa. Al mismo tiempo, es posible que algunos sonidos te estén haciendo daño, aunque no los percibas conscientemente. Si saboreas los sonidos, mejorará tu capacidad de discernimiento y asumirás la responsabilidad de los sonidos que consumes y eso puede ser muy bueno para tu bienestar. Por ejemplo, de acuerdo con investigaciones, un sonido biofílico como el que produce el viento, el agua y el canto de las aves es muy beneficioso para nosotros. Evita que nos enfermemos, reduce el envejecimiento y disminuye el estrés además de funcionar como un efectivo enmascarador de ruido mientras intentas trabajar. Lo recomendable es salir al aire libre para tener un sonido saludable.

Silencio

Aparta unos minutos de tu día para estar en silencio y recalibrar tus oídos. El mundo es un lugar ruidoso y podemos desensibilizarnos respecto a lo que sucede a nuestro alrededor. Restaura tus oídos tomándote unos minutos de silencio, o por lo menos de tranquilidad, en un lugar silencioso como tu habitación o cierra la puerta de tu oficina. Ve a un lugar en el que te puedas sentar en silencio durante un par de minutos para que puedas escuchar nuevamente.

Posiciones de escucha

Esta es una metáfora de las diferentes formas o estilos que tenemos de escuchar. Por ejemplo, una escucha activa comienza con una reflexión, puedes usar una frase como la siguiente: “Lo que escuché que dijiste es...” seguida de la repetición exacta de lo que la otra persona dijo. A esto le sigue la validación, es decir, confirmas el punto de vista de la otra persona diciendo algo como: “Entiendo por qué crees/dijiste que”. La etapa final es la síntesis en la que puedes hablar de un acuerdo que funcione para ambas partes.

La escucha activa es muy útil en las profesiones de asesoría, en las negociaciones o incluso en la educación de un hijo indisci- plinado, puesto que la otra persona siente que se le escuchó y comprendió. Si tu hijo adolescente te dice: “¡Desearía que estuvieras muerto!” y le respondes: “Escuché que dijiste que desearías que estuviera muerto. Me doy cuenta de que estás muy molesto. Dime por qué te sientes así”, es probable que recibas una respuesta como esta: “Lo lamento, no quise decir eso”, la cual es una respuesta muy diferente de la que obtendrás con la típica respuesta automática de: “¿Cómo te atreves?; ¡Vete a tu habitación!”.

La escucha crítica es una posición muy útil en la educación y los negocios ya que constantemente evalúa y juzga buscando valor y descartando lo que no es relevante. Sin embargo, esta no es la mejor de las posiciones de escucha en casa; ahí es mejor implementar una escucha empática mediante la cual entras en la isla de la otra persona y aplicas la compasión para verdaderamente valorar sus sentimientos.