
Los asesores saben qué hacer cuando la reunión con un cliente es ordinaria. ¿Pero qué haces cuando te das cuenta de que el perro de tu cliente se está tomando tu té?
Durante una reciente grabación de MDRT Podcast, los siguientes miembros compartieron las experiencias más extraordinarias con los clientes que han tenido y cómo manejaron la situación.
Esquivando aves voladoras
Bueno, no se convirtieron en mis clientes, pero definitivamente se trata de una historia descabellada. Una asesora se había salido del negocio y tenía agendada una cita para el Viernes. Decidí ir en su lugar y ver si podía cerrar la venta. Entonces, me reuní con la persona con la que dicha asesora había agendado la reunión.
Cuando entré a la casa tuve que caminar por tablones y pude ver directamente hacia abajo, hasta el sótano. Así que entrar fue peligroso, pero adentro de la casa era como un zoológico. Había aves volando libremente.
Nos sentamos en una de esas bobinas electrónicas que era lo que usaban como mesa. Les expliqué el seguro para cubrir la protección de su hipoteca. Costaba la gran cantidad de $12 USD al mes. Me dijeron: “No me imaginé que fuera a ser tan caro” En ese momento supe que no obtendría un cliente.
Esa es una de esas experiencias que definitivamente recuerdas y que no quieres volver a vivir. Aprendí a calificar con anticipación a quién voy a visitar.
— Mark D. Olson, MSFS, CFP, miembro MDRT desde hace 20 años de Somerville, Nueva Jersey
Compartir el té con el perro
Esta historia se remonta a casi hace 20 años cuando empezaba. Solía ir a ver a cualquier cliente a cualquier lugar y a cualquier hora, además hacía cualquier cosa por ellos. La mujer me preguntó: “¿Le gustaría tomar una taza de té?” y yo respondí: “Sí, me parece bien”.

Coloqué la taza de té en el suelo junto al sillón. Ella fue a buscar unos documentos y yo escuché un ruido. Su perrito estaba tomándose mi té. Tuve que tomar una decisión. Cuando regrese a la sala, ¿me tomo el té o le digo lo que sucedió?
Me tomé el té.
Todavía me da pena. Pero en ese momento, no tuve el corazón para decirle a la clienta, “Me da mucha pena, pero su perro se estaba tomando mi té, ¿me podría hacer otro?”. Estaba más interesado en dejar una buena primera impresión, así que me tomé el té de perro.
— David Braithwaite, Dip PFS, desde hace 11 años de Kent, Inglaterra
Para la próxima viajará sin su esposa
Para mí, esa experiencia fue con un prospecto que está en contra de los seguros, a tal grado que él y su esposa estaban dispuestos a viajar de Canadá a los Estados Unidos sin una cobertura de viaje. Les aconsejamos que no lo hicieran y de todas maneras se fueron.
Y en efecto, se fueron de viaje hacia el sur, la esposa se fracturó el tobillo y tuvieron que ir al hospital. Pensaron: “Deberíamos regresar manejando. Aquí no contamos con un seguro. Tenemos que regresar a Canadá”. Se acercaron bastante a la frontera, pero aún así tuvieron que entrar a un hospital.
La trataron y cuando salió, su esposo le dijo: “Bueno, Jane, la buena noticia es que te arreglaron el tobillo y todo va a estar bien. La mala noticia es que si hubiera sabido que me costaría $15,000 USD, te hubiera dicho: ‘Luego nos vemos, Jane. Me voy de viaje’”. Esa era la actitud que él tenía.
Algunas veces simplemente es necesario saber cuándo alguien no nos quiere o no nos necesita o cuando no existe una conexión con el cliente para que eso no nos inquiete y podamos seguir adelante.
— Jonathan Peter Kestle, CLU, B Com, miembro MDRT desde hace cinco años de Ingersoll, Ontario, Canadá
