Cuando el miedo significa avanzar
¿Qué puedes ganar yendo más allá de tu zona de confort?
Durante un episodio reciente del pódcast de MDRT, Brendan Clune Walsh miembro de MDRT desde hace 14 años, y la fisióloga del estrés Rebecca Heiss discutieron cómo desafiarnos a nosotros mismos y cuáles son los beneficios que esto puede tener para nuestro cerebro, nuestro cuerpo y nuestra vida en general. Para Walsh, el desafío consistió en sumergirse en agua a una temperatura de 10 °C, lo cual lo obligó a superar un gran temor. ¿Por qué Walsh publicó en LinkedIn que quería intentar algo que le daba miedo y por qué una inmersión en agua fría era lo adecuado para él? Escucha el episodio completo en mdrt.org/push-your-boundaries.
Walsh: Resulta que la idea me asustaba tanto antes como después. Me asustaba antes de siquiera intentarlo porque eso de sentarme en agua muy fría durante cinco minutos no me parecía divertida. Suena como una experiencia horrible, aunque todo lo que he leído y oído afirma que es una práctica muy saludable. Que te sentirás muy bien después. Que será una gran experiencia. Pero no deja de ser aterrador. Así que todo lo que leemos cuando somos pequeños es que debemos tener cuidado de no caer al agua helada porque nos puede dar hipotermia y podemos morir. Esto no es bueno.
Quizás sea el único, pero me cuesta mucho salir de mi zona de confort. Para mí es muy fácil quedarme solo en el estatus quo, así que cuando encuentro oportunidades para salir de ella, aunque sea un poco, esos pequeños avances me ayudan a acercarme a donde quiero estar. La verdad es que después también me dio miedo, porque mucha gente se burló de mí en las redes sociales por estar en traje de baño en una tina, pero esa es otra historia
Heiss: He visto peores publicaciones en las redes sociales. Sinceramente, no eres el único que no quiere salir de su zona de confort. Es algo muy humano. Nos gusta estar cómodos porque nuestro cerebro piensa que podemos morir si hacemos algo que nos resulte mínimamente incómodo.
Y lo que acabas de describir es algo que en la comunidad científica llamamos “Diversión de tipo dos”. Existe la “Diversión de tipo uno”, que es simplemente diversión. Como ir a tomar unas cervezas con tus amigos. El tipo dos es algo como “Esto va a ser horrible” para, al final, acabar diciendo “¿Quieres hacerlo otra vez?”. Nadie se apunta a un maratón y, al llegar al kilómetro 32, dice “¡Esto es maravilloso!”. Es horrible, pero luego quieres volver a hacerlo. Es como si obtuvieras una dosis de dopamina adictiva
Walsh: Unos buenos amigos con los que nos quedamos todos los veranos dicen que “La aventura no es aventura hasta que en algún momento te arrepientes un poco y piensas: ‘¿Por qué estamos haciendo esto?’”.
Brendan, ¿por qué querías asustarte? ¿Era un intento de contrarrestar tu propio impulso de permanecer en tu zona de confort? Y Rebecca, vi en LinkedIn que ayudaste a Brendan a dar el paso. ¿Cómo lo ayudaste?
Walsh: La verdad es que no se trataba tanto de querer hacer algo aterrador, sino de querer hacer algo que resultara aterrador. No fui en busca de algo que me aterrorizara. Era algo que quería hacer y que resultó que me daba miedo.
No es que quisiera meterme en la cueva del lobo. Se trataba de algo que, según todos los datos, era muy bueno para mí y que iba a disfrutar mucho después. Simplemente me da miedo. Y entonces, casualmente, tenía una amiga, Rebecca, que ya lo había hecho antes y que pudo explicarme cómo sería, qué podía esperar y qué necesitaba para superarlo. Así que, contar con ese apoyo fue increíble.
Nadie se apunta a un maratón y al llegar al kilómetro 32 dice ‘¡Esto es maravilloso!’. Es horrible pero luego quieres volver a hacerlo.
—Rebecca Heiss
Heiss: OOh, qué lindas palabras. Lo habrías conseguido de todas formas, porque creo que tenías la mentalidad adecuada. Pero cuando vi que estaba a punto de hacerlo, pensé “Muy bien, prepárate”, porque, como fisióloga del estrés, tengo que admitir que la primera vez que me sumergí en agua, me tomó por sorpresa. Y realmente tuve que implementar todo lo que les digo a los demás. Pensé “Es hora de que te tomes tu cucharada de tu propia medicina, Heiss”, porque ese choque frío es muy poderoso. Ante esa incomodidad, tu cerebro inmediatamente piensa “Oh, esto es la muerte”.
Es una muerte instantánea, y empiezas a hiperventilar muy rápidamente. Tienes un reflejo de jadeo y es difícil controlar la respiración.
Así que los consejos que le di a Brendan fueron solo: “Sé consciente de eso. La respuesta de tu cuerpo será algo muy poderoso y debes estar consciente de ello. Empieza a recuperar el control y recuerda que tú mismo te estás haciendo esto, que estás en un lugar seguro. Respira lenta y profundamente para asegurarte de no terminar con un ataque de pánico, porque es muy fácil que eso ocurra”.
Walsh: A partir de ahí, descubrí que había otras cosas en mi vida que me ayudaban, como enfocarme en la respiración y en la meditación, y en cómo te hablas a ti mismo. El cerebro es un músculo muy poderoso, y lo que le dices es importante.
Al principio, lo que hice fue controlar mi respiración; pero luego, más adelante, hubo momentos que no me gustaron mucho. Sentía un poco de picazón y hormigueo, y mi cerebro me decía “Sal de aquí”. Así que tuve que enfocarme más en mi respiración, y me ayudó el hecho de haber hecho algunos ejercicios de respiración con meditación en el pasado. Pero, al igual que con muchas cosas difíciles, lo que he descubierto ahora es que cuanto más vuelvo a sumergirme en el agua fría, más fácil me resulta. Hasta el punto en el que ahora ya no me parece gran cosa, solo te metes durante 5 minutos, miras el cronómetro y ya está.
Así que es interesante ver la evolución de “Ay, Dios mío, no quiero hacerlo. Esto es horrible. Ya me quiero salir”, a “Ahora, no puedo esperar a hacerlo por los beneficios que obtendré después, que superan con creces cualquier incomodidad de estar ahí”.