Un futuro prometedor
El socio filantrópico de la Reunión Anual de Top of the Table les ofrece a los niños opciones y oportunidades.
¿Existe algo que Peter Baines —quien fundó una exitosa organización para apoyar a niños tailandeses; ayudó a identificar miles de cadáveres como investigador forense en situaciones de crisis; trabajó en la unidad antiterrorista de la Interpol combatiendo amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares; y corrió el equivalente a 33 maratones en 26 días para recaudar fondos y concientizar sobre el 20.º aniversario del tsunami del Boxing Day (día después de Navidad) de 2004, que cobró más de 225, 000 vidas en una docena de países a lo largo del océano Índico— no pueda hacer?
Sí, hay algo, explica. Tener paciencia con las personas que ponen excusas.
“No he hecho nada especial”, dijo Baines, fundador de Hands Across the Water, socio filantrópico de la Reunión Anual de Top of the Table. “Las personas comunes pueden hacer cosas extraordinarias, solo necesitan comprometerse y negarse a rendirse”.
Su éxito surge de tratar de ayudar y luego no detenerse ni rendirse.
En 2005, ocho meses después del tsunami, Baines trabajaba como investigador forense en Tailandia y conoció a un grupo de niños que habían perdido a sus familias en el desastre y vivían en tiendas de campaña. Después de “haber visto y sido testigo de las personas que lo perdieron todo” a lo largo de su carrera, planeó pasar 12 meses tratando de recaudar dinero y cambiar la forma en que los niños pasaban cada noche. Un año más tarde, Hands abrió su primer hogar, y Baines, que anteriormente había planeado volver a su vida en Australia, se enfrentaba ahora a preguntas como quién continuaría apoyando a los 34 niños en el hogar, quién le pagaría al personal y a quién más podría ayudar.
“No puedo cambiar lo que pasó, el hecho de que los niños hayan perdido a sus padres y sus hogares, pero pensé que estaba en mis manos cambiar lo que pasaría a continuación”, afirmó. “Cuando me alejé en mi auto después de inaugurar el primer hogar, me di cuenta de que el trabajo no había terminado. Era solo el comienzo”.
Casi 20 años después, la organización ha recaudado más de 19 millones de USD, ha atendido a muchos niños en siete hogares en Tailandia y ha logrado que 47 de sus alumnos se gradúen de la universidad.
Quién recibe apoyo
Hands Across the Water apoya a tres categorías de niños: los que son referidos por un hospital o una agencia de bienestar social y no tienen padres ni familiares que los cuiden; los que tienen familiares que no pueden cuidarlos debido al abuso de sustancias, problemas penales, problemas de salud o de otro tipo; y los que la policía o una agencia de bienestar social extrajo de sus hogares debido a una amenaza de maltrato o abuso.
La forma en la que los niños se integran en un hogar de Hands depende de su edad y circunstancias previas. En cualquier caso, Baines afirma que los niños se cuidan y apoyan entre ellos, en especial los mayores, que tratan a los más pequeños como si fueran hermanos. “Los ayudan a levantarse cuando se caen y juegan con ellos”, explicó. “Somos como una gran familia”.
No hay una edad mínima y, aunque nunca los obligamos a marcharse, Baines afirma que a los 18 años muchos se sienten listos para irse en busca de oportunidades educativas o laborales y para pasar más tiempo con personas de su edad. Aunque algunos niños viven en las instalaciones de la organización durante un corto periodo de tiempo, muchos se quedan a largo plazo.
Cómo lo hacemos
El hogar más pequeño de Hands tiene 20 niños, mientras que el más grande tiene 100, con ubicaciones gestionadas por más de 60 miembros del personal de origen tailandés. Todos los niños tienen su propia cama (separamos a niños y niñas en diferentes edificios) en instalaciones compartidas, estilo dormitorio, y disfrutan de las comidas juntos, contribuyendo todos a las tareas domésticas. Todos los niños asisten a la escuela fuera de la organización y pueden participar en actividades extracurriculares, como un programa de hidroponía en el que los niños pueden cultivar verduras para venderlas en el mercado, ganar dinero, aprender a ser independientes y a administrar sus finanzas. Los niños también pueden trabajar en piscifactorías, participar en actividades culturales y comunitarias, así como dedicar tiempo a sus creencias espirituales.
“Quienes visitan los hogares se sorprenden genuinamente de lo felices que son los niños”, comentó Baines, citando las camas de colores vivos, los campos de fútbol, la música y mucho más. “Quizás tengan en mente la imagen de niños desnutridos, enfermos, en condiciones tristes y deprimentes; en cambio, estos niños tienen una vida plena en un lugar feliz”.
Para los niños que prefieren no ir a la universidad, Hands está trabajando con el fin de crear un centro de capacitación laboral en turismo y hotelería, así como un centro de aprendizaje agrícola para que adquieran experiencia y habilidades relacionadas con ese campo. Ambos proyectos serán comercialmente viables para generar ingresos y proporcionarles una capacitación que cumpla con las necesidades de la comunidad, menciona Baines.
Mirar al futuro
Ya sea que asistas o no a la Reunión Anual de Top of the Table, puedes conocer más sobre Hands Across the Water en su sitio web handsacrossthewater.org.au. Encontrarás información sobre cómo Baines considera importante ofrecer valor a sus colaboradores y las ventajas de participar. Por ejemplo: el 73 % de los participantes en las carreras ciclistas anuales de 800 kilómetros (100 km al día durante ocho días) de la organización benéfica regresan para participar en otra carrera y continuar colaborando.
Para Baines, es importante estar motivado para seguir adelante. Considera su extraordinario esfuerzo por recaudar fondos corriendo varios maratones en 26 días como una de las mejores experiencias de su vida. No es que sea un corredor profesional (antes solo había corrido en un maratón), sino que está comprometido y recuerda que hay más trabajo por hacer. Actualmente hay tantos niños menores de 3 años en Hands como nunca antes, y todos ellos tienen la posibilidad de tener un futuro mejor.
Un gran ejemplo es Game, un joven que llegó a Hands poco después del tsunami de 2004. Con el apoyo de la organización, completó su licenciatura en Derecho y, tras obtener una maestría y un doctorado en Psicología, se convirtió en el director del hogar de Hands donde creció.
“Creamos oportunidades para que los niños puedan convertirse en miembros de la sociedad, tengan trabajos significativos”, afirmó Baines, “y no necesiten apoyo para seguir adelante”.